Todos los amargados deberían vivir un descenso. O los revive o les acaba de dar la patada que los tire del balcón pabajo para que así, por fin, dejen de molestar. Este año sí que bajamos, no hay nada que hacer. Enhorabuena por acertar vuestras predicciones de mierda a la decimocuarta. También sirve para poner el club en cuarentena y proceder a la desinfección de las instalaciones tras un junio putrefacto. De hecho, hubo un momento en el que vimos más cerca acabar yendo a Tudela que a Soria – no les daremos tal placer-, pero eso para los del fútbol-sala, que es una mierda. Ya en julio volvió una leyenda totalmente entregada, sin pedir nada más que volver a ser parte de esto; ahí, cuando nadie quería venir y muchos pidieron salir. Sirvan estas líneas como agradecimiento a Jan Urban.
El Club Atlético Osasuna, vista la suerte que corrieron otros descendidos en años anteriores, miró a la Adelante a los ojos y procedió a amordazar a las dudas de tal manera que ni la salida de balón les concedió. «Si dudas de ti mismo, estás vencido de antemano» (Mi Rondo, 1878). Salieron con ritmo alto buscando intimidación y una ventaja rápida, pudiendo así juntarse luego para sorprender a la contra una vez los chiquillos hilaban cadenas de pases lo suficiente largas a partir de las cuales ya les estaba permitido atacar. Ellos iniciaban con centrales abiertos, bajaba el cuatro a recibir (¡siempre el rabillo del ojo puesto en el alejado!) mientras se ayudaba de los interiores descarados, de giro rápido, encorvados y a dos toques. Apenas herían los once postadolescentes hechos a sí mismos, que dejaron su Talavera de la Reina natal para, tras firmar en una servilleta y otras historias de superación, triunfar en la gran ciudad. Ya allí, acostumbrados a las comidas de rabo en un apartado de Sutton (toco y me muevo) por parte de entusiastas chavalitas, han ido desarrollando una imponente personalidad que les hará competir contra equipos de ex-convictos, prostitutos y demás tipejos dedicados a jugar a esto por joder. Ni siquiera les faltó el típico mongolo con cartulina y fallo ortográfico pidiendo la camiseta de su canterano favorito (puuuuutos alienaaaaados). Boh, 2-0, que no decaiga.
Vuelve la ilusión. (Noticias de Navarra)
Hemos estado ahí 