El Osasuna 13/14 necesita silencio para concentrarse, llevar la lección preparada de casa y no cagarla en el examen. Ni pensar en no llegar a acabar el temario y copiarle al pelao de delante. El punto de la Real sirvió a los jugadores para detener la histeria y prepararse con confianza (un poco falsa), a tema por día. Voluntariosos salieron los de siempre, Raoul parece que asentado y Flañico seguro atrás. Además Roberto tirado a la izquierda y De las Cuevas de puntillas por dentro. Ellos ni apretaban a un equipo nervioso, ni acumulaban gente atrás. El balón llegaba lo suficientemente claro arriba como para parar, calmar, e ir ganando la confianza perdida en marzo. No pasaba nada, pero bien. De la izquierda nacieron los dos goles; a uno por tiro. Toma Esteban, estas dos por las de la ida.
Francisco intentó agitar a los suyos con dobles cambios, balones a Fernando Soriano y los ultrillas cambiándose de lado. Al Almería le quedaba la épica, pero Hicham no estaba convocado. Los esfuerzos eran mayores: Oier a la banda y Lobato muy bien donde De las Cuevas. Nos tocó la fibra un Oriol exhausto, líder y gregario, saliendo para dar sitio a más brega. Sin poltergeists ni cacofonías, aguantamos enteros sin separarnos – primera regla en la casa encantada- superando la maldición de la camiseta fosforescente.
Honor a los cuatro rojos que todos vimos animar y que salieron hostiados por seguir a su equipo.